· Antepasados
del clarinete
· El
Chalumeau francés
· Denner
y la evolución del nuevo instrumento
· Müller
y su instrumento
· Klose
y el sistema Boehm
· Oether
y el Sistema alemán
· Sistema
Romero
Antepasados
del clarinete
El
clarinete tiene una larga historia a pesar de aparecer a finales del siglo
XVII. Sus orígenes se remontan a la antigüedad, encontrando su pista por todo
el mundo.
Entre
los instrumentos antiguos más importantes que guardan relación con el clarinete
podemos citar:
LAUNEDAS,
antiguo tipo de clarinete conocido en Egipto y en la antigua Grecia. Posee dos
tubos desiguales melódicos y un tercero que hace de bordón.
MACHALAT,
instrumento hebreo compuesto por un depósito de aire y un tubo de caña con su
lengüeta TALLADA EN EL INTERIOR.
ARGHOUL,
caramillo doble conocido en el antiguo Egipto, parecido a la zummara árabe.
ZUMMARA,
palabra árabe que significa flauta o clarinete doble, formado por dos tubos
paralelos de igual longitud. Fue un instrumento muy popular.
SHAKUHACHI,
instrumento de caña de bambú. Era de origen chino y se tocaba verticalmente.
PIGORN,
o caldereta galesa, siglo XVI, era de forma más o menos cilíndrica, con varios agujeros
y una ancha boquilla. Tenía insertada una lengüeta simple en el interior de una
cámara. La técnica de producción sonora de este instrumento era un poco más
elaborada, ya que la resonancia tenía lugar en el tubo y no en la boca como en
las anteriores.
AULOS,
nombre griego del caramillo, al que los romanos llamaban Tibia. Estuvo
construido primitivamente por medio de cañas, empleando más tarde la madera, el
metal y el marfil. Tenía una especie de lengüeta y el número de agujeros
oscilaba entre cuatro y quince, según las épocas.
Estos
instrumentos se introdujeron en Occidente por medio de los músicos ambulantes,
tomando la mayoría diferente nombre según las costumbres y lugar donde se
establecen; así en Alemania se llamará Shalmey, en Italia Piffare o Ciaramella,
en Francia Chalumeau y en España Tubo de caña.
De
estos instrumentos el más perfeccionado es el Chalumeau francés, por su
extensión, afinación y belleza sonora.
El
Chalumeau francés
Esta
palabra francesa significa en general caña o lengüeta, no concretando la clase
ni la forma, pudiéndose referir a simple o a doble.
En
la Edad Media era de forma cilíndrica con varios agujeros y con una lengüeta
introducida en la parte superior del tubo, encerrada en una pequeña caja. La
caña no está en contacto con los labios, era un pequeño tubo situado a
continuación de esta pequeña caja el que hacía contacto con ellos.
Este
instrumento no tenía pabellón (campana) y tenían la mayoría de ellos un máximo
de ocho agujeros. Fue un instrumento campestre.
La
palabra Chalumeau es equivalente a Caramillo, derivada del latín Caramos, que
significa lengüeta pequeña, o del griego Calane, flauta de caña.
Durante
bastante tiempo estas dos palabras se confundían y se utilizaban para designar
el mismo instrumento. En el siglo XVII parece ser que tomaba el nombre de
Caladrone, palabra que indica su sonoridad increíblemente grave, en relación a
su pequeño tamaño.
En
Italia se afirma que el antiguo Chalumeau francés es un perfeccionamiento de la
Ciaramella.
Denner
y la evolución del nuevo instrumento
El
Chalumeau francés sirve de base para la creación del nuevo instrumento. Es
Denner, nacido en Nurember (1655-1707) quien lo transforma en el clarinete en
el año 1690 gracias a sus importantes trabajos y modificaciones.
El
Chalumeau tenía una sonoridad increíblemente grave en relación a su pequeño
tamaño. Sonaba una octava más grave que la flauta dulce de igual dimensión, y
es para enriquecer este registro grave de agudos por lo que Denner lleva a cabo
su obra.
Este
artesano dedica varios años de investigación para llevar a cabo sus primeras
modificaciones. La primera de éstas fue sustituir la lengüeta situada en la
cámara sonora y colocarla en un pico o boquilla en contacto con la boca,
pudiendo el instrumentista controlar a ésta por primera vez.
Esta mejora permitiría al hijo de Denner poco después dar a la boquilla del clarinete su forma típica; la lengüeta era larga y su punta casi cuadrada, acoplada a la boquilla por medio de un fino cordel.
Esta mejora permitiría al hijo de Denner poco después dar a la boquilla del clarinete su forma típica; la lengüeta era larga y su punta casi cuadrada, acoplada a la boquilla por medio de un fino cordel.
Con
la finalidad de ampliar el registro del instrumento, Denner perforó un pequeño
agujero en la parte superior del tubo, abierto o cerrado a voluntad por medio
de una llave o palanca, esperando el mismo resultado que se obtenía en la
flauta, o sea, una octava, pero no fue así y obtuvo una doceava.
Esta primera llave llamada de doceavo es la innovación más importante realizada en el clarinete, pudiéndose obtener con ella los siguientes sonidos.
La
ausencia de sonidos entre los registros hizo a Denner idear otro agujero
accionando por medio de una segunda llave. Con esta llave se podía obtener un
“LA” mas o menos afinado, y con las dos accionadas a la vez resultaba un “SIb”.
Al
término de las experiencias iniciales de Denner, su hijo Jacob perfeccionó este
segundo agujero obteniendo mejor resultado en afinación y sonoridad, entre los
años 1700-1720.
Con
el fin de conseguir más resonancia en el registro fundamental o de “Chalumeau”
(en memoria del antiguo instrumento), Denner acopló al final del tubo un cuerpo
cónico en forma de pabellón o campana, parecido al de la trompeta.
Los
sonidos obtenidos con la llave de “Doceavo” se llaman “Registro de Clarín” por
el parecido que tenía con los producidos por la trompeta. Este parecido, así
como la forma de la campana y su pequeño tamaño (50 cm) le dan al nuevo
instrumento alrededor del año 1700 el nombre de clarinete. Anteriormente ya se
le daba a este instrumento el nombre de “Clarino”.
La
primera referencia que se hace de Denner y del clarinete figura en la obra de
J-C Doppelmeyer Historische Nachricht Von Den Nurburgischen Mathematicis Und
Kunstlern (1730).
En
ella se señala el invento de Denner, tomándolo como un nuevo tipo de chalumeau
mas perfeccionado.
Tras
numerosos ensayos, Denner y sus hijos Jacob y Juan, modificaron el tamaño y
emplazamiento del agujero del dedo pulgar izquierdo
Para corregir así el “registro del Clarín”, que no era fácil de obtener.
Para corregir así el “registro del Clarín”, que no era fácil de obtener.
Poco
después insertaron en el agujero de la llave de doceavo un pequeño tubo
metálico para mejorar de esta forma el SIb e impedir la acumulación de agua en
este agujero tan expuesto.
Jacob
Denner al observar la ausencia del SIb natural, aumentó la extensión del
registro grave alargando el instrumento hasta el Mi natural, de tal forma que
accionando la llave de doceavo producía la doceava SI natural.
El
MI natural grave fue un resultado útil de este perfeccionamiento que tenía por
fin la obtención del SI natural. Esta invención se realizo en 740 y fue
destinada al quinto dedo de la mano derecha. Algunos atribuyen este
perfeccionamiento a Bartholo Fritz (1697-1766) fabricante de instrumentos en
Brunswick. Lo más probable es que Fritz cambiara de sitio la tercera llave,
situándola en la mano izquierda, quedando libre de esta forma la derecha.
La invención de esta llave constituyó un momento crucial en la historia del clarinete, ya que entre el MI grave y el DO agudo tuvo una extensión diatónica completa de casi tres octavas, con digitaciones correctas, no siendo así en cambio sus posibilidades cromáticas, teniendo que utilizarse las digitaciones de horquilla con un resultado mediocre y en casos irrealizables.
La invención de esta llave constituyó un momento crucial en la historia del clarinete, ya que entre el MI grave y el DO agudo tuvo una extensión diatónica completa de casi tres octavas, con digitaciones correctas, no siendo así en cambio sus posibilidades cromáticas, teniendo que utilizarse las digitaciones de horquilla con un resultado mediocre y en casos irrealizables.
Las
llaves eran poco manejables y de un mecanismo lento, esto hizo pensar en la
imposibilidad de tocar con un clarinete de más de tres llaves, dada la falta de
hermeticidad del aire. Sin embargo, en 1760 apareció un clarinete de cinco
llaves cuyo uso se haría muy pronto, generalizado. Estas dos llaves nuevas
estaban colocadas en la parte inferior del tubo y daban el FA y SOL sostenidos
así
como sus repetidas doceavas DO y RE sostenidas.
Estas
dos llaves fueron posibles gracias a Enrique Beer (1744-1811).
Clarinete de 5 llaves
Clarinete de 5 llaves
La
sexta llave apareció en 1791, por medio del célebre clarinetista suizo-francés
Lefevre (1763-1829). Esta llave producía las notas DO y SOL sostenidos
mucho
más afinadas y cómodas que con la antigua posición horquilla. Al mismo tiempo
Floth creaba en Berlín un clarinete de ocho llaves. En este mismo año (1791)
Mozart compone su concierto para clarinete.
Jaime
Francisco Simiot, fabricante de instrumentos, añade en 1808 la séptima llave
utilizada para trinar sobre las notas LA-SI, y se preocupaba también de los
problemas de la evacuación del agua en la llave del dozavo y el agujero del
dedo pulgar izquierdo. El año siguiente vuelve a aumentar el número de llaves a
nueve.
Griessling
añade la décima llave en 1809, siendo utilizado este instrumento por el gran
clarinetista H.J. Baer Mann.; B.E. Crusell (1775-1838) empleó también un
clarinete de once llaves para sus conciertos.
Los
instrumentistas continuaban añadiendo llaves al clarinete, mejorando así su
entonación pero no la facilidad d ejecución. Las ventajas obtenidas no
compensan las fugas de aire de los tapones de fieltro, la flojedad de los
resortes ni los problemas de la disposición general de las llaves. Es en 1812
cuando Muller presenta su clarinete de trece laves, suponiendo un acontecimiento
extraordinario.
En
el siguiente vínculo encontrareis un enlace a un fenomenal
articulo de Javier Dionisio, un aporte a la magnífica Web de
Clariperu.
"El Clarinete en los tiempos de Mozart"
"El Clarinete en los tiempos de Mozart"
Muller y su instrumento
En
1811, Iwan Müller perfeccionó el clarinete hasta trece llaves, marcando un
progreso considerable en este instrumento.
Nacido en Rusia en 1786, Müller comenzó sus experiencias desde muy temprana edad; a los veinte años, cuando tocaba en la Orquesta de Cámara Imperial de San Petesburgo, ya experimentó nuevos tipos de teclaje.
Nacido en Rusia en 1786, Müller comenzó sus experiencias desde muy temprana edad; a los veinte años, cuando tocaba en la Orquesta de Cámara Imperial de San Petesburgo, ya experimentó nuevos tipos de teclaje.
En
1809 inauguró en un recital un clarinete de estructura nueva, fabricado para él
por un artesano vienés llamado Merklein, constituyendo un gran acontecimiento.
Este clarinete le sirvió de modelo para una vez perfeccionado presentarlo en el
Conservatorio de París en 1812.
El
nuevo clarinete estaba compuesto por trece llaves, pero lo más importante era
la forma de la que estaban hechas, como estaban dispuestas, tapadas y
accionadas.
La disposición de estas llaves era mucho más lógica que todas las que entonces se conocían, facilitando al instrumento tocar todos los tonos con cierta comodidad, ofreciendo también un mejor resultado acústico. Sus agujeros estaban ajustados de forma parecida a la que hoy día tenemos en nuestros clarinetes. Las espátulas eran de forma cóncava y los tapones o zapatillas eran de cuero rellenas de lana, de manera que cuando la llave estaba abierta existía suficiente abertura o salida del aire. Otra innovación de Müller fue sustituir el cordón que unía la caña a la boquilla, por una abrazadera de metal.
La disposición de estas llaves era mucho más lógica que todas las que entonces se conocían, facilitando al instrumento tocar todos los tonos con cierta comodidad, ofreciendo también un mejor resultado acústico. Sus agujeros estaban ajustados de forma parecida a la que hoy día tenemos en nuestros clarinetes. Las espátulas eran de forma cóncava y los tapones o zapatillas eran de cuero rellenas de lana, de manera que cuando la llave estaba abierta existía suficiente abertura o salida del aire. Otra innovación de Müller fue sustituir el cordón que unía la caña a la boquilla, por una abrazadera de metal.
Para
realizar sus trabajos Müller dispuso de excelentes instrumentistas que llevaban
a cabo sus instrucciones, hombres como Gentellent, Simiot y el gran
clarinetista H. Baermann que le ayudó a difundir su nuevo clarinete.
El
éxito fue inmenso en bastantes países especialmente en Alemania, Austria, Rusia
y alguno más.
Con el nuevo sistema los instrumentistas se preocuparon en añadir mejoras al clarinete: en 1823 César Janssen, alumno de Lefévre, presenta en París un clarinete en el cual algunas llaves estaban provistas de rodillos móviles (igual que los actuales saxofones) permitiendo de esta forma resbalar los dedos de una a otra llave con mayor facilidad; anteriormente, en 1820, Simiot construyó un clarinete en 19 llaves.
Estas mejoras no se pierden cuando más adelante aparecen los anillos móviles de Boehm y se acoplan al clarinete.
Klose y el sistema Boehm
De
origen francés, Hyacint Klose (1808-1880) fue profesor del conservatorio de
París, sucesor de F. Beer (1794-1828) y fundador de la escuela francesa.
En 1842 tiene la idea de acoplar al clarinete el sistema de anillos móviles que T. Boehm había inventado para la flauta y que se conocería después por el sistema Boehm.
Este sistema del que gozaba la flauta consistía en una serie de llaves de anilla, en el que un dedo podía cerrar una anilla cubriendo por completo el agujero y a la vez accionar otra llave que cubriese un agujero distinto a cierta distancia, o sea, tapar varios agujeros con un solo dedo.
Boehm no creía posible que este sistema fuese aplicable al clarinete, fue Klose mediante la ayuda del fabricante de instrumentos L. Buffet quién encontró la forma de acoplar este sistema a nuestro instrumento.
Este clarinete lleva el mismo número de llaves que la mayoría de los que se han utilizado hasta hoy: 17 llaves y 6 anillos permiten a los dedos controlar 24 agujeros. Los trabajos realizados por Müller y otros fabricantes sobre la elevación de las llaves y las zapatillas se aprovecharon ya que se podía tocar sin riesgo de fugas de aire.
El nuevo sistema presenta numerosas ventajas entre las que destaca una mayor facilidad técnica y un mejor resultado acústico.
Aparte de los perfeccionamientos musicales, se logra un mejor sentido de la estética, siendo más bonito y elegante que los conocidos hasta entonces.
Oether
y el Sistema Aleman
El
clarinete de Müller sirvió de base para que después de unas mejoras, apareciese
el que hoy conocemos por el sistema alemán.
Kart Bärman fue quién aportó la primera mejora importante en el instrumento de Müller. Prolongó algunas llaves para que pudieran ser accionadas por distintos dedos y duplicó algunas otras formas que pudiesen ser utilizados por ambas manos.
Barman perfeccionó también la sonoridad de algunas notas utilizando llaves de anillas.
En el silo XIX, Stark adoptó algunas ventajas del sistema francés (Klose-Boehm) al clarinete de Müller.
La evolución seguida por el clarinete de Müller hasta su forma final que existe en la actualidad en Alemania se debe a los trabajos realizados por Oscar Oehler. Este instrumentista modificó la posición y la forma de casi todas las llaves hasta que las adoptó perfectamente a las manos de clarinetista, y mejoró notablemente la acústica del clarinete.
La sonoridad de este sistema Oehler o alemán es oscura y a la vez penetrante, al contrario del francés, que se inclina hacia un timbre más refinado y brillante, siguiendo con el sistema de boquilla más larga y a la vez más estrecha que la francesa, y la lengüeta más corta y gruesa, sujetándola a la boquilla por medio de un cordón.
Sistema
Romero
Poco
después que Buffet y Klose acoplaran el sistema Boehm al clarinete, en España,
A. Romero (1815-1186) profesor del Conservatorio de Madrid, estudió e ideó un
nuevo modelo de clarinete.
Mediante la ayuda de Buffet y Lefebre, presento en 1861 en la Exposición Universal de París su nuevo clarinete, obteniendo un gran éxito.
El clarinete de Romero pretendía obtener principalmente, una mayor igualdad, en cantidad y calidad, en todos los sonidos; tocar en todos los tonos sin problemas de afinación, y evitar las digitaciones insuperables.
Este clarinete sufrió un mecanismo complicado, por lo que llevó a Romero a realizar algunas modificaciones.
Por último hizo prolongar el pabellón y poner en el una nueva llave abierta, la que cerraba con el dedo meñique de la mano derecha, lo cual produce el MI bemol grave, con cuya mejora se puede ejecutar con el clarinete en SI bemol toda la música escrita por los clarinetes en DO o en LA, haciendo los correspondientes transportes, desapareciendo así la necesidad molesta, costosa y perjudicial de emplear en las orquestas clarinetes en diferentes tonos.